Aleccionado

Por Dr. José Novoa

Después del casi exitoso intento de descabezar ni más ni menos que al inquilino de la Casa Blanca en Washington D.C. el pasado 12 de Julio de 2022, algo que ni en sus más onanistas fantasías podría haber soñado Vladimir Putin, López Obrador casi logra lo inimaginable. Matar a el presidente Biden de aburrimiento.

Después de una kilométrica perorata,  tanto por duración como por disgregaciones, silencios eternos y abismal pobreza conceptual, el Sr. López Obrador, pontificó, dió indicaciones, e incluso le propuso lo impensable. Anuencia a los automovilistas americanos para cargar gasolina en el lado mexicano de la frontera por ser la gasolina mexicana más barata.

En primer lugar, el señor no tiene que permitir nada. Los americanos que cruzan a México pueden gastar su dinero en lo que les dé la gana. Además, le insultó al entrometerse en los asuntos internos de un país soberano al proferir que él (Biden), también había sido víctima de los “conservadores”, término mal empleado por la paranoia de AMLO, para denostar a cualquier imaginario que su loca mente crea y recrea con una tenacidad pasmosa , y que desde las sombras conspiran en su contra.

Finalmente el señor no entendió que ésta no fué una reunión entre jefes de estado.

Tampoco un diálogo entre iguales, ni siquiera un reunión para recibir una solicitud.

Simple y llanamente fue reconvenido y amenazado para que, o ponga su casa en orden, o se atenga a las consecuencias. Pero el jumento presidencial ni eso entendió.

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