Promesas económicas y otros mitos de AMLO

Hoy se presenta el IV Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y con ello uno de tantos discursos sinsentido, lleno de parches y verdades a medias que ya conocemos.

Es obvio que el presidente no pretende hacer una autocrítica a su mandato ni poner en tela de juicio muchos de sus disparates. Pero específicamente aquí hablaremos de los errores que ha tenido hasta ahora en materia de economía.

Podríamos empezar esta lista diciendo que el mandatario se siente muy cómodo sabiendo que tuvo 30 millones de votos en 2018 para llegar al poder. Quizá esto sea el inicio de porqué se siente con el derecho de despilfarrar el dinero en megaobras sin función aparente.

Un Aeropuerto que funciona como estación de camiones y centro comercial; un Tren Maya que gasta y gasta pero solo trae más complicaciones y una Refinería que ya rebasa el 100% de su costo y todavía no produce.

Aunado a esto, su administración se rige bajo un discurso de austeridad republicana con tintes de opulencia. Y sí, esta austeridad existe, desafortunadamente para nosotros, los recortes aparecieron en sectores de importancia como el de salud y el de educación.

Dejando a un lado las necesidades primarias del país para inyectarlo a sueños guajiros de AMLO y haciendo a un lado las promesas.

Tal es el caso del servicio médico que sería de primer mundo y que actualmente tiene un desabasto enorme de medicamentos.

Además, el presidente ha sido blandengue al tratarse de sus amigos, conocidos o incluso su hermano en cuestión de corrupción.

No es necesario recordar todos y cada uno de los casos en los que Obrador prefiere hacer la vista gorda. Tal como lo hizo con las imágenes de Pío López Obrador recibiendo aportaciones en efectivo por parte de Alejandro Esquer.

Por si fuera poco, AMLO parece disfrutar la precariedad, y juzga de pecadores a todo aquel que se salga del huacal. Lo cual resulta alarmante, pensando que el mandatario reprueba a quienes aspiran a una mejor calidad de vida.

De hecho propuso erradicar la clase media aspiracionista y malagredecida, que se siente rica sin serlo, por una clase media solidaria y que proclive a sus decisiones.

Claro que no se nos olvida la inflación más alta en 22 años, el crecimiento del trabajo informal y la pobreza, además del decrecimiento económico.

Habría que agregar las amenazas al libre comercio, expresadas en las controversias en materia eléctrica y de energía que inició Estados Unidos y Canadá, en el marco del T-MEC.

Y, por si esto no fuera poco, el enojo, cinismo, ira y burla que permean este gobierno aunado a su constante necesidad de justificar lo que no está haciendo bien, dejan a la deriva al país.

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