¿Salvando Pemex?

Hoy se conmemora el aniversario de la Expropiación Petrolera de México; acto de nacionalización de la industria  petrolera con el presidente Lázaro Cárdenas. 82 años después, el presidente Andrés Manuel se pone la medallita de haber rescatado a Pemex “nuestra histórica empresa de la nación”.

La situación de Pemex parece estar más dañada que nunca; por el contexto internacional, los precios del petróleo bajan cada vez más y ademas, la insolvencia del gobierno para reorientar la estrategia de negocio parece espantar a muchos proveedores y comprometer la estabilidad financiera del país.

En su habitual conferencia mañanera López Obrador resaltó que pese a la caída de los precios del petróleo, Pemex produce 80 mil barriles diarios adicionales, cifra que no se había registrado desde hace más de 10 años. ¡Eso suena genial! ¿No?

El problema es que hoy cuesta más sacar petróleo que venderlo. Los precios del petróleo por el contexto internacional en el que nos encontramos está por abajo de los 25 dólares por barril y tenemos un tipo de cambio que supera los 23 pesos por dólar. Eso coloca de inmediato a Pemex en un escenario en el que la explotación no es rentable.

Necedad de Pemex y de Dos Bocas

Organizaciones internacionales especializadas le han recomendado México cambiar su  proyecto de energías pues su costo e inversión en infraestructura es muy alto comparado con las retribuciones a corto plazo. A pesar de las advertencias, la 4T no piensa dar un paso atrás con su proyecto estrella: Refinería 2 Bocas. 

López Obrador cataloga de tecnócratas, corruptos e irresponsables a todo aquél que se oponga a su refinería. El presidente justificó que ahora se refinarán las gasolinas y por fin se apartarán las tendencias de importar gasolina. En ocasiones parece que el presidente vive en su mundo y que no es capaz de hacer contacto con la realidad.  

No se puede conmemorar el aniversario de la expropiación petrolera con un Pemex completamente quebrado. Su capital es de 105 mil millones de dólares negativos. La necedad de la administración actual de salvar un barco completamente hundido únicamente para “cumplir” una promesa de campaña puede perjudicar permanentemente a toda la República mexicana.