Resulta que a la Cuarta Transformación se le olvidó su discurso de mantener la disciplina fiscal, justo en su último año de gobierno.
Se planteó la posibilidad de los recursos de puertos y aeropuertos vayan a los fondos del Tren Interoceánico y el AIFA.
El titular de Hacienda fue acusado de ejercer un gasto excesivo en los alimentos de su oficina, todo a costa de los mexicanos.