Tren Maya: cada pasajero cuesta 9,926 pesos al erario

¡CARÍSIMO! Desde su inauguración, el Tren Maya ha sido uno de los proyectos más controvertidos del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

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A pesar de ser presentado como una solución innovadora para el transporte en el sureste de México, el tren ha enfrentado varias críticas y cuestionamientos, especialmente en términos de sus costos y beneficios económicos.

En su primer semestre de funcionamiento, el Tren Maya ha transportado a 148,177 pasajeros.

Sin embargo, esta cifra trae consigo una preocupación significativa: cada uno de estos pasajeros ha costado al erario público 9,926 pesos.

Esta cifra proviene de un informe obtenido a través de transparencia por El Financiero.

Este informe detalla que el total de recursos necesarios para operar el tren en este periodo ha sido de poco más de 1,470 millones de pesos.

En términos de gastos, la mayor parte del presupuesto se ha destinado a “gastos en general”, sumando más de 1,350 millones de pesos entre diciembre y mayo.

Los sueldos y salarios del personal han representado otros 81.5 millones de pesos.

Tren Maya de baja velocidad

Aunado a esto, los tiempos de traslado y la velocidad del tren no han cumplido con las expectativas.

Se prometió que sería un tren de alta velocidad, pero solo ha logrado una velocidad promedio de 83 kilómetros por hora, apenas la mitad de lo proyectado inicialmente.

Aunque el Tren Maya cubre una extensa red de más de 1,500 kilómetros a lo largo de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, los beneficios económicos y el impacto real de la obra siguen siendo inciertos.

Por ejemplo, el tramo que más pasajeros ha movilizado es el de Calkiní a Izamal, con 43,708 pasajeros, seguido por el tramo de Izamal a Cancún con 40,573 pasajeros.

No obstante, estos números plantean la pregunta de si el costo exorbitante por pasajero justifica la inversión realizada.

Además del costo económico, el impacto ambiental del Tren Maya también ha generado preocupación.

Se han reportado cambios en la calidad del agua de los ríos subterráneos, que ahora presentan un color turbio debido a la presencia de metales,

Lo anterior, ha llevado a algunos a describir la situación como un paraíso transformado en infierno.

A la luz de estos hechos, cabe preguntarse: ¿Realmente se justifica la inversión en el Tren Maya?

¿Se realizaron estudios económicos suficientes que avalen los beneficios que se prometieron? Y, quizás más importante aún, ¿por qué ha habido un sobrecosto tan considerable en esta megaobra?

Es crucial que estas preguntas sean respondidas para entender si el Tren Maya es una inversión viable o un gasto desmedido del erario público.

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